El caballo es un animal que se caracteriza por su gran
belleza y principalmente por su inteligencia, lo que le ha llevado a permanecer
al lado del hombre durante el paso del tiempo. Para encontrar la trascendencia
del caballo en la vida del hombre es necesario echar la vista miles de años
atrás. Es posible que no haya otro animal que fascine más al hombre ya que por
la elegancia de sus movimientos, su fortaleza, su planta, su mirada se
convierte en imprescindible en la historia del hombre.
El Caballo Andaluz
Como no podía ser de otro modo, una tierra tan bella y bonita como Andalucía tenía
que ser el escenario que vio nacer al caballo andaluz. La Edad Media y Califato
de Córdoba fue el contexto detonante, junto con las yeguadas de las clases
altas de por aquel entonces (las mayores culpables).
Poco a poco los caballos de origen bético crecieron en importancia y
popularidad, hasta el punto de que durante el periodo comprendido entre los
siglos XIII y XIX, estaba prohibido cruzar a los caballos del sur de la
Península Ibérica con el resto. El objetivo era claro, crear una línea que
conservara toda su calidad y que se diferenciara notablemente del resto.
Posteriormente, comenzaron a surgir los primeros criadores, y el caballo de
Pura Raza Español iba tomando forma.
No obstante, todo no podía ser un camino de rosas, y el rápido crecimiento
del caballo andaluz se vio interrumpido por la Guerra de Independencia. Aunque,
una vez acabó el conflicto, la actividad se retomó.
A finales del siglo XIX, sobre todo desde el ámbito militar, el caballo
andaluz fue convertido en buque insignia, y el afán por reforzar esta raza fue
una de sus grandes misiones. Y por primera vez, en el año 1912, se
abrió en España el primer libro para inscribir a los caballos de raza
árabe, pura raza inglés y anglo-árabe, todos ellos con características muy
similares, como Caballo de Pura Raza Español (PRE).
Durante la Segunda República, el fomento de la cría Caballar llegó hasta el
Ministerio de Fomento y de Agricultura, fomentándose la misma. También fue muy
importante la labor de la Federación de Hípica Española.
El paso definitivo para la consolidación de la raza tuvo lugar ya en el año
1972 cuando se fundó la Asociación Nacional de Criadores de Caballos
Españoles (ANCEE) en Sevilla. A raíz de ello, fueron muchas las Ferias
y acontecimientos que surgieron para popularizar y poner en alza a estos
caballos. Ya en los últimos años, el caballo andaluz también se ha
trasladado hasta el ámbito deportivo donde han sido varias sus apariciones en
pruebas tan prestigiosas como los Juegos Olímpicos.
Características del
caballo andaluz
Físicamente, el caballo andaluz no es uno de los equinos más corpulentos.
Es más, se podría decir que su tamaño está en unas dimensiones medias. Su
alzada está comprendida en un rango entre los 155 centímetros hasta los
175 centímetros.
Tiene un cuerpo muy proporcionado, con una cabeza mediana, donde lo más
llamativo son los sus ojos alegres y tremendamente expresivos. El pecho es
realmente amplio y musculoso, con una espalda robusta, de lomo corto y ancho.
Sus piernas son largas y potentes. En definitiva, los caballos
andaluces son ágiles y fuertes, a la par que elegante y bello.
Las tonalidades de sus pelajes son varias. Prácticamente, dentro de esta
raza tienen cabida casi todos los colores, a excepción del pio. Sin embargo,
los colores oscuros toman la delantera, siendo el color tordo el más
popular.
En cuanto al carácter, puede que este sea su seña de identidad más valiosa.
Son unos caballos dóciles, nobles e inteligentes, lo que les convierten en unos
caballos muy fáciles de domar si se les atiende bien. Quizás este sea también
el detonante de que se haya convertido en un animal tan polivalente.
Es un caballo muy utilizado para la monta y como caballo de paseo. Además,
es muy popular entre las disciplinas de doma clásica, doma vaquera y
otras artes tan tradicionales como el rejoneo.
Cría
Su cría se lleva principalmente a cabo en España, pero también existen
yeguadas y cuadras de gran importancia en distintas partes del mundo.
La forma en la que se cría a estos animales llama mucho la atención, puesto
que suele hacerse mediante un método de semi-libertad en el
que las yeguas viven en manadas. Tras nacer, hay potros que son vendidos al
poco tiempo, y otros que permanecen en la manada hasta los tres-cuatro años de
edad, donde son separados para ser domados.
pincha aquí para ver un vídeo de la doma clásica del caballo Andaluz