jueves, 4 de abril de 2019

El caballo Andaluz


El caballo es un animal que se caracteriza por su gran belleza y principalmente por su inteligencia, lo que le ha llevado a permanecer al lado del hombre durante el paso del tiempo. Para encontrar la trascendencia del caballo en la vida del hombre es necesario echar la vista miles de años atrás. Es posible que no haya otro animal que fascine más al hombre ya que por la elegancia de sus movimientos, su fortaleza, su planta, su mirada se convierte en imprescindible en la historia del hombre.

El Caballo Andaluz

Como no podía ser de otro modo, una tierra tan bella y bonita como Andalucía tenía que ser el escenario que vio nacer al caballo andaluz. La Edad Media y Califato de Córdoba fue el contexto detonante, junto con las yeguadas de las clases altas de por aquel entonces (las mayores culpables).
Poco a poco los caballos de origen bético crecieron en importancia y popularidad, hasta el punto de que durante el periodo comprendido entre los siglos XIII y XIX, estaba prohibido cruzar a los caballos del sur de la Península Ibérica con el resto. El objetivo era claro, crear una línea que conservara toda su calidad y que se diferenciara notablemente del resto. Posteriormente, comenzaron a surgir los primeros criadores, y el caballo de Pura Raza Español iba tomando forma.
No obstante, todo no podía ser un camino de rosas, y el rápido crecimiento del caballo andaluz se vio interrumpido por la Guerra de Independencia. Aunque, una vez acabó el conflicto, la actividad se retomó.
A finales del siglo XIX, sobre todo desde el ámbito militar, el caballo andaluz fue convertido en buque insignia, y el afán por reforzar esta raza fue una de sus grandes misiones. Y por primera vez, en el año 1912, se abrió en España el primer libro para inscribir a los caballos de raza árabe, pura raza inglés y anglo-árabe, todos ellos con características muy similares, como Caballo de Pura Raza Español (PRE).
Durante la Segunda República, el fomento de la cría Caballar llegó hasta el Ministerio de Fomento y de Agricultura, fomentándose la misma. También fue muy importante la labor de la Federación de Hípica Española.
El paso definitivo para la consolidación de la raza tuvo lugar ya en el año 1972 cuando se fundó la Asociación Nacional de Criadores de Caballos Españoles (ANCEE) en Sevilla. A raíz de ello, fueron muchas las Ferias y acontecimientos que surgieron para popularizar y poner en alza a estos caballos.  Ya en los últimos años, el caballo andaluz también se ha trasladado hasta el ámbito deportivo donde han sido varias sus apariciones en pruebas tan prestigiosas como los Juegos Olímpicos.
Características del caballo andaluz
Físicamente, el caballo andaluz no es uno de los equinos más corpulentos. Es más, se podría decir que su tamaño está en unas dimensiones medias. Su alzada está comprendida en un rango entre los 155 centímetros hasta los 175 centímetros.
Tiene un cuerpo muy proporcionado, con una cabeza mediana, donde lo más llamativo son los sus ojos alegres y tremendamente expresivos. El pecho es realmente amplio y musculoso, con una espalda robusta, de lomo corto y ancho. Sus piernas son largas y potentes. En definitiva, los caballos andaluces son ágiles y fuertes, a la par que elegante y bello.
Las tonalidades de sus pelajes son varias. Prácticamente, dentro de esta raza tienen cabida casi todos los colores, a excepción del pio. Sin embargo, los colores oscuros toman la delantera, siendo el color tordo el más popular.
En cuanto al carácter, puede que este sea su seña de identidad más valiosa. Son unos caballos dóciles, nobles e inteligentes, lo que les convierten en unos caballos muy fáciles de domar si se les atiende bien. Quizás este sea también el detonante de que se haya convertido en un animal tan polivalente.
Es un caballo muy utilizado para la monta y como caballo de paseo. Además, es muy popular entre las disciplinas de doma clásica, doma vaquera y otras artes tan tradicionales como el rejoneo.




Cría
Su cría se lleva principalmente a cabo en España, pero también existen yeguadas y cuadras de gran importancia en distintas partes del mundo.
La forma en la que se cría a estos animales llama mucho la atención, puesto que suele hacerse mediante un método de semi-libertad en el que las yeguas viven en manadas. Tras nacer, hay potros que son vendidos al poco tiempo, y otros que permanecen en la manada hasta los tres-cuatro años de edad, donde son separados para ser domados.





pincha aquí para ver un vídeo de la doma clásica del caballo Andaluz





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